- Desarrollar la confianza.
- Favorecer un clima de seguridad.
- Estimular la comunicación no verbal y la diversión
Para desarrollar la actividad, los niños y niñas han formado grupos de tres, haciendo uno de guía y los otros dos de robots. Estos, con los ojos tapados, han ido caminando por la clase y, si chocan con algo, se detienen y hacen sonar su alarma –pi,pi,pi-. El guía debe mover a sus robots por la zona de juego, sin que sufran ningún percance a través de palmadas en los hombros. Obviamente no está permitida la comunicación verbal. A una señal convenida, se han cambiado los papeles.
Tras la realizar la actividad, se han valorado los sentimientos vividos, la facilidad o dificultad para dejarse guiar por los compañeros y compañeras, la diferencias entre dirigir y ser dirigidos...
- Desarrollar estrategias cooperativas.
- Fomentar la solidaridad.
- Practicar la toma de decisiones.
El juego consistía en evitar la radiactividad producida en una zona y eliminar la lanzadera de misiles. Para ello, hemos delimitado, en primer lugar, las zonas de juego: los refugios nucleares, que han sido unos aros distribuidos por la clase, y la zona de lanzadera de misiles, que se ha ubicado en un rincón del aula.
El juego se ha desarrollado del siguiente modo: los niños y niñas deambulan por la zona de juego. A la señal de alarma, deben meterse rápidamente en los refugios. Aquellos que no se encuentren dentro de un refugios, quedan contaminados y deben ir a la zona de la lanzadera, en donde se encuentra el mensaje con la clave para eliminar los misiles.
Según va avanzando el juego, se van eliminando refugios. Los que se encuentran en la lanzadera pueden hablar entre ellos, pero no con los que todavía no han sido contaminados. Cuando haya un mínimo de tres jugadores, pueden coger la clave, pero una vez leída tienen que actuar rápidamente. Sólo los de adentro pueden tomar la decisión de decidir en qué momento abren la clave secreta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario